Iridium

Días inefables pasé obserbandote, el melifluo que tu boca expedía erizaba cada soma de mi sistema neuronal, fue entonces cuándo logré darme cuenta que provocabas una limerencia inevitable en mi ser, sin saber qué hacer, las palabras y las acciones se fueron fortaleciendo hasta el punto en el que juntos compartimos todo lo que se quiso hacer. 

Etéreo el estar contigo, etéreo el tocar tus manos, éterea la estética que maneja tu cuerpo, eres un huracán golpeando fuerte con el mar al tierra tocar, elocuencia encontré en tu mirar, que sin hablar todo era capaz de interpretar.

Fuiste la serendipia para mi, gratificante encuentro, que aunque efímero, fue perfecto. Y aquí me encuentro, frente al mundo a kilometros de distancia e inmarcesible sigue siendo todo lo que siento,  donde aún te encuentro, aún vivo y tu aliento alimenta mi espiritu. 


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