Funeralia

Hermoso cuando las luces se apagan y el frío se vuelve parte de los huesos, cantando canciones entre árboles y cadáveres me encuentro, que hermoso festín de olores, sodomía de mil colores. Estupefactos los tallones, carne con hueso y miembro con suelo, campo santo el escenario y el manto fúnebre nuestro cielo.

Ectoplasma con sabor a fierro, el elixir eterno encomendado a los cuatro vientos, miradas abaratadas el gozo de nuestras almas, putrefacción incandescente que a mi erección mantiene latente. El tiempo no avanza, las aves no cantan, catacumbas agrietadas por las fricciones en un manjar de perversiones. 





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