hàng rào

Y en aquel momento el dirigió un adiós, con un beso en aquella mejilla con la cual había soñado siempre estar. Ella solo lo veía a los ojos, sin encontrar las palabras para articular una oración, él solo se paró y camino fuera del edifico, dejándola sentada esperando tener las fuerzas suficientes para no voltear hacia atrás, pues las lagrimas no dejaban de salir y recorrer sus mejillas como la noche anterior a ese día cuando ya todo veía venir.

Mientras recodaba todos aquellos atardeceres que parecía que siempre juntos iban a vivir y las frases de nunca nos vamos a separar... recordando noches donde su deseo ahora veía que jamás se iba a cumplir, pues las estrellas fugases una mala broma le habían echo aquel obscuro día de abril.

El sabía que jamás iba poder volver a sentir la delicadeza de su piel y el rose de labios de tan misteriosa mujer, pues su decisión había sido tomada ya, dejar todo por la paz, para que ambos pudiesen su camino continuar. Con lo que ella nunca contó era que ese lazo que crearon juntos jamás se iba poder romper, pues los sentimientos, vivos por siempre iban a seguir.

Comentarios